"¿Existen momentos de la eternidad que puedan determinarse como se determinan las notas de música y luego se los reconoce por medio de los números?, ¿y están separadas esas notas? Para los alquimistas, esos momentos de la eternidad que son determinables corresponden a la aparición de la estrella en el crisol. Este problema me parece estúpido, ya que lo absoluto no necesita nada. Ni dios, ni ángel, ni hombre, ni espíritu, ni principio, ni materia, ni continuidad. Pero si en la continuidad, en la duración, en el espacio, en el cielo de arriba y en el infierno de abajo, los principios vienen separados, no viven como principios sino como organismos determiandos. La energía creadora es una palabra, pero que posibilita las cosas excitándolas con su avivafuego. Y del mismo modo que en el mundo creado existen todas las cualidades de la materia, todos los aspectos de la posibilidad, elementos que se cuentan con los números, y se miden por su densidad, del mismo modo el flujo creador que arde al contacto de las cosas-y cada llamarada de la vida sobre las cosas equivale a un pensamiento-, ese flujo en los organismos cerrados, que van desde nuestra burda materialidad hasta la más improbable sutileza, compone lo que se llama Seres, y que no son nada más que soplos en la duración."
viernes, 16 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
...:::search:::...
Búsqueda personalizada
No hay comentarios.:
Publicar un comentario